El Sensei Juan Guillermo Hernández Gil es una figura influyente en el mundo del Aikido en Colombia, ostenta el grado de 6to dan, siendo uno de los pocos en Colombia en tener este nivel, lo que lo hace un líder en la enseñanza de este arte marcial en Medellín, Colombia. Psicólogo, con una maestría en Investigación en Psicoanálisis, su trayectoria profesional abarca más de dos décadas en la atención a pacientes, y una de sus pasiones es el trabajo en el ámbito hospitalarios, donde acompaña a los estudiantes de psicología en sus rotaciones. Ha trabajado con pacientes enfrentando diversas patologías, combinando su enfoque humano con sólidos conocimientos en salud mental. Además, es docente universitario en áreas como psicología de la salud y ética profesional, lo que refleja su compromiso con la formación integral y el desarrollo personal.
Es uno de los precursores del Aikido en Antioquia y Colombia, fundador junto a otras personas de la Asociación Antioqueña de Aikido, y actualmente es el Dojo Cho(Instructor principal) de Hojoshinkan. Juan Guillermo Hernández Sensei ha dedicado su vida a difundir el Aikido como una herramienta para el fortalecimiento físico, emocional y mental. Bajo su guía, sus alumnos no solo aprenden técnicas de defensa personal, sino que también incorporan valores como la armonía, el respeto y el control de las emociones. Su enfoque pedagógico integra principios éticos que se basan en el respeto por el otro, pero a la vez le permiten una constante exigencia hacia sus estudiantes y hacia si mismo, lo que posibilita que la práctica vaya más allá de lo físico, buscando un desarrollo integral. Actualmente esta autorizado por Honbu dojo (Aikikai Foundation) como evaluador para los grados dan.
En el ámbito digital, Juan Guillermo Hernández Sensei también es un innovador. A través de sus redes sociales, comparte contenido motivador y educativo, mostrando cómo el Aikido puede transformar vidas. Su dedicación y carisma han inspirado a una creciente comunidad a explorar este arte marcial, que va más allá del combate y se convierte en un camino hacia el equilibrio interior.

El Maestro y la Flecha
Un joven arquero, famoso por su habilidad, decidió demostrar que no necesitaba un maestro. Podía disparar una flecha con precisión a cualquier blanco y ya era reconocido en su pueblo como el mejor.
Un día, decidió viajar a las montañas para retar a un anciano maestro de tiro con arco, conocido no solo por su destreza, sino también por su sabiduría. Al encontrar al maestro, el joven mostró sus habilidades disparando flechas que acertaban con precisión en el centro de un árbol lejano.
El anciano lo observó en silencio y luego lo invitó a seguirlo. Subieron juntos a una alta montaña hasta llegar a un viejo puente de cuerda, suspendido sobre un abismo profundo y peligroso. El maestro se colocó en el centro del puente, donde la madera crujía bajo sus pies. Desde allí, con calma, disparó una flecha que dio en un árbol al otro lado del abismo.
Luego, con una sonrisa, le pasó el arco al joven y le dijo:—Tu turno.
El joven arquero, al ver el abismo bajo sus pies, comenzó a temblar. Su respiración se aceleró, y sus manos se volvieron torpes. Incapaz de mantener el equilibrio, ni siquiera pudo tensar el arco.
El maestro lo miró con compasión y dijo:—Tu habilidad técnica es excelente, pero no tienes la calma ni el espíritu necesarios para enfrentar el vacío. La técnica sin el equilibrio interno no es suficiente. Con un guía, aprenderás a dominar no solo el arco, sino también tu mente.
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