Por: Inti Llamas*
Al fin , después de 5 años viajando, tuve la oportunidad de quedarme un mes entero en Medellín y hacer realidad el consejo de una amiga al conocerme. Me di pues la oportunidad de asistir durante un mes al Dojo Hojoshinkan con uno de los Sensei más reconocidos del país y la intención de acudir todos los días que me fuera posible ya que lo bueno es que acá tiene clases diarias.
La idea era, que de todas las artes marciales, aparte de los más obvios beneficios (como el ganar forma física, confianza en si mismo y capacidades de autodefensa), la que más me podría ayudar era el Aikido, dado que tenía tendencia a resistir mentalmente a toda situación y eso constreñía mi cuerpo.
Al ser practicante de meditación, sé que los cambios en la estructura mental de uno no vienen en poco tiempo, pero además son sutiles y va trabajando a la larga, así que no es que de repente, sea la persona más flexible!
Aún así, después de un mes de Aikido, reconozco varios hechos:
- Me he divertido, con clases amenas y compañeros dispuestos a ayudar a los nuevos
- He practicado deporte y sudado (algunos días mucho!)
- Aunque no sea dirigido a la autodefensa y en un mes no siento poder defenderme en la calle, si he adquirido un poco más de conocimiento sobre maneras de salir de un ataque, que creo con la práctica, algunas reacciones se harían mecánicas
- Siento que he mejorado mi posición corporal, mi espalda está más recta y creo sentir un poco más de sujeción lumbar donde normalmente me falta fuerza para sujetar la espalda y crea dolor.
- He ido ganando, al menos en el espacio del Dojo, capacidad de observación. La etiqueta y la manera de intentar atrapar todos los detalles de las técnicas cuando los realizan los compañeros con el Sensei ayudan mucho.
El Dojo en si está bien ubicado en la zona de Belén, un barrio agradable, se respira tranquilidad y ambiente de un pequeño jardín de interior en él, está aseado (lo limpiamos los alumnos! lol), el tatami es grande y podemos practicar hasta una docena de estudiantes y el instructor es paciente y le hace sentir a uno incluido y respetado, lo cual genera ganas de participar activamente y seguir practicando.
Finalmente, recalcar el agradecimiento a Juan Guillermo, el Sensei por su labor, paciencia y perseverancia, a todos los compañeros con sus ánimos, sonrisas y porqué no, paciencia con los novatos y a mi amigo Sebastián, al que arrastré conmigo a acudir este mes por su apoyo, sencillez y nobleza… Arigato!
Salud!
Inti Llamas, Julio 2019.
*Inti Llamas, viajero incansable, practica la meditación.
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